miércoles, 11 de abril de 2012

Ahora


En nuestro camino no hay distancia ni fronteras, tampoco estructuras establecidas ó reglas fijas a seguir.

Debemos  penetrar la LUZ de todas las esencias; debemos estar más allá de las formas, de los trajes y de los conceptos,

para que podamos ser hijos de la unión con los mundos sublimes.

Las diferencias se disuelven donde existe la realidad.

La coligación con la esencialidad de la vida en cada partícula, es el canal de contacto

con la existencia cósmica y con los reinos que habitan el universo en sus infinitas dimensiones.

Nuestro trabajo no se destina a las apariencias, sino a la esencia, a lo que subsiste por encima de las ilusorias formas exteriores.

Es en ese nivel en el que debemos actuar cada vez más. Él existe para ser una señal, una LUZ para los que se encuentran perdidos, indicándoles la dirección que deberán tomar para llegar a los planos de la verdadera existencia.

Sin patria, sin dogmas y sin credo, camina el verdadero peregrino.

De su pasado nada tiene que decir;

de su futuro,  nada debe esperar.

Su vida está en el Ahora, así como su respiración.

Viviendo la esencia que en él se encuentra, es vivido por la inmensidad del cosmos que,

en su íntimo, pulsa eternamente.


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