martes, 28 de diciembre de 2010

ARENA Y NIEVE

”….Que nuestro yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas…..”

sábado, 18 de diciembre de 2010

El Bosque Interior


Había una vez un hombre que caminaba perdido en el sendero Espiritual. Estando paseando por el monte, solitario, triste y preocupado de cómo podría ver la luz, oyó una voz que le dijo:

-¿Dónde vas buen hombre?

Un poco asustado al oír aquella voz, contestó:

-Llevo años queriendo ver ya de una vez la Luz , pero ni la veo ni sé dónde buscarla.

Sonriendo, aquella voz le dijo:- Hijo mío la luz no se busca, está siempre delante de tú, lo que pasa es que tienes un bosque de árboles entre tú y ella que no te la deja ver.

-¿Quieres decir que los árboles mentales que tengo no me dejan ver la luz?

-Así es, por lo tanto has de ir talando todos los árboles que están entre tú y la Luz, pues ellos te impiden verla.
-¿Y cómo puedo hacer eso?, le preguntó el hombre.

-Mira, te enseñare como hacerlo, siéntate en la base de ese árbol, mantente en silencio y ve observando los árboles que tienes y ver talándolos mentalmente todos y cada uno de ellos.

Así pues aquel hombre se puso manos a la obra y empezó a ver su primer árbol. Vio el árbol de la impaciencia y lo taló, luego vio el de la intolerancia e incomprensión hacia los demás, siguió cortando el árbol de la vanidad y del ego, cortó también el árbol del rencor y el no perdón a los demás, siguió con el árbol de juzgar y creer ser superior a los demás, y siguió y siguió…….
Pasado un rato la voz le dijo:- ¿Cómo vas?

El hombre le contestó:- Voy bien, acabo de talar una gran hilera de árboles que no me dejaban ver la luz, pero aun no la veo, hay otra gran fila de árboles, ¿qué árboles son estos?, preguntó el hombre.

La voz le contestó: son los mismos árboles de antes pero ahora son a nivel espiritual, son los árboles de la vanidad espiritual, intolerancia espiritual, el árbol de creerse en posesión de la verdad …. y estos árboles son peores que los anteriores, córtalos muy bien.
Así pues, el hombre siguió talando la siguiente hilera de árboles. Taló el árbol de creerse ser un elegido, de creerse maestro, taló el árbol de querer salvar al mundo, taló también el árbol de su religión y siguió y siguió.

Pasado un rato la voz le dijo:- ¿cómo vas? Acabo de talar otra gran hilera de árboles que no me dejan ver la luz, pero aun no la veo, hay otra gran hilera de árboles, ¿qué árboles son estos?, preguntó el hombre.

La voz le contestó:- estos árboles son muy importantes de talar, estos árboles te sirvieron en su momento pero ahora has de cortarlos todos, pero es decisión tuya de hacerlo o no, pues no querrás talarlos, pero ya debe ser elección tuya, así que observa bien estos árboles y decide tú que quieres hacer.

Así que el hombre observó y taló dichos árboles, taló el árbol de no creer ya en maestros ascendidos, de no creer en Ángeles, el árbol de no creer en seres de luz, en no creer en todo lo que leyó y le ensañaron, y siguió talando y talando, y aunque le costaba mucho talar tantos, pues se estaba quedando sin nada, el siguió adelante……

Pasado un rato le dijo la voz: -¿Cómo vas?
Este hombre le contestó: -Voy bien, ya se ve algo de luz, pero estoy viendo dos últimos árboles, uno es enorme y otro más normal, ¿qué hago ahora con ellos?.

La voz le dijo:- Antes de talarlos mira bien que representan dichos árboles.
El hombre se concentró y al ir a cortar el árbol más normal, vaciló y rápido fue a consultar a la voz.
Exclamó; -¡Ese árbol es mi SER, ¿cómo quieres que lo tale?.

La voz le contestó: -Si quieres ver la Luz, has de talarlo, pero eso ya es elección tuya.
Así que aquel hombre un poco asustado lo taló y se quedó sin creer en su SER.
Pasado un rato la voz le dijo: -¿Cómo vas?

-Ya he talado ese árbol, le contestó. Y la voz le preguntó ¿y aún sigues vivo?
El hombre contesto, sí.
Pues entonces sigue, le dijo la voz.

Así pues el hombre se puso a talar el último y enorme árbol que no le dejaba ver la Luz. Pero cuando fue a talarlo se dio cuenta lo que representaba el último árbol y fue corriendo a preguntar otra vez a la voz. Súper asustado aquel hombre le dijo a la voz. ¡Madre mía! ¿Tú sabes qué árbol es ese? ¡Es Mi Dios!.

-Así es, le dijo la voz, tálalo también si quieres ver la luz.
- Uf, contestó aquél hombre, eso si que me va a costar, pero lo haré.
Pasado un rato le dijo la voz: -¿Cómo vas?

-Muy bien ya veo la luz, es preciosa y todo amor, es increíble .Muchas gracias de todo corazón por ayudarme a ver la luz, le dijo el hombre entusiasmado.

-No corras tanto, le replicó la voz, aún no hemos terminado, esa luz que ves es aún un espejismo, tienes que talar el ultimo árbol para poder ver la verdadera Luz.

-¿Cómo? Dijo sorprendido aquel hombre, yo no veo ningún árbol más.
- Ese es el problema, nunca veis el último árbol, Ese árbol eres tu mismo, y ves la Luz a través de tu árbol, no de tí, tálate tú y veras la luz.

Aquel hombre no podría creer lo que estaba oyendo, pero se puso en marcha y taló su propio árbol. Pasado un rato le dijo la voz:- ¿Cómo vas, ya has visto la Luz?

Y aquel hombre con todo amor, paz y felicidad, le dijo a la voz: no he visto la Luz, !!!SOY LA LUZ!!!

viernes, 17 de diciembre de 2010

NO PENSEMOS TANTO, SINTAMOS MÁS




“Mis Queridos Amigos:
Contacto. Intensidad. Adaptación. Resolución. Evolución. Estas son palabras de un PROCESO. ¡Este es un momento poderoso para los procesos en el Planeta Tierra!  Como dijimos en transmisiones anteriores, el proceso está volviéndose más importante hoy en día que el “progreso”. Así como hay más poder en QUIÉN ERES TU que en QUÉ HACES, asimismo llega un momento en que CÓMO y POR QUÉ haces algo es más importante que SI lo haces o CUÁNDO lo haces.
No es tarea fácil activar y equilibrar el cuerpo emocional en una sociedad que aprendió a darle poca importancia e incluso a ignorarlo. A medida que aumentan las vibraciones planetarias, cada vez más personas parecen deseosas de evitar el asunto del todo. Desean abandonar la 3D y “seguir adelante” hacia los Reinos Expandidos. Pero esta clase de Ascensión sólo es MENTAL. Pueden irse ahora, pero van a volver. (Estamos hablando en conceptos lineales).  El Todo Lo Que Es no puede ser Todo Lo Que Es si falta alguna parte. Siempre volverán por sus “partes negadas” para que su viaje pueda completarse. Además, la 3D en última instancia no trata de otra cosa que de cómo soltar. Sobreviene el tiempo en que la práctica de la Autenticidad Personal y el Arte de Soltar se vuelven los ENUNCIADOS MORALES Nº 1 y Nº 2 de la Época. Y ambas cualidades se desarrollan más fácilmente en un espacio físico, y por ese motivo TODAVIA ESTÁN AQUÍ.
Si retroceden y miran algo desde lejos, cualquier cosa puede parecer estar bien. Recién cuando se sacan la máscara de la separación y se juntan, mirando directo al espejo de la consciencia, se pueden ver todas las “arrugas” y las “manchas”. Queridos Amigos, ¡esas “distorsiones” e “imperfecciones” son su camino hacia la liberación!  No traten de esconderlas o hacer que se vayan. ENTREN en ellas, para poder demostrarle a su ego y a todos los aspectos del yo que lo quieran saber que la BELLEZA VIENE EN MUCHAS FORMAS Y ESENCIAS. 
En los estados más polarizados de existencia, que ustedes suelen llamar Cielo o Infierno (1), todos tienden a mirar la realidad de lejos.  Esto sucede porque la posición polarizada siempre está tratando de evitar a alguien o algo, generalmente a su opuesto.   Los extremistas entre nosotros rara vez notan que el mejor lugar para “evitar” algo es ir directamente al centro de eso. En el mismo núcleo de todo y de todos, hay un VACÍO, que se compone de partes iguales de todo y de nada. Y nuestra aceptación de esta presencia, este vórtice interior que gira en espiral, asociada a nuestra completa identificación con el mismo, es lo que se convierte en una fuente siempre creciente de AMOR PERFECTO que fluye por cada aspecto de la vida.”
  
HAMBRE DE INTENSIDAD
Los principios de Dominio y Sumisión subyacentes están entretejidos en toda la historia de la existencia humana. También es bastante evidente que algunas personas tienden a identificarse con un “lado” de la ecuación más que con el otro, y la misma dinámica aparece en el tema del Sadismo y el Masoquismo. Cualquier persona no iniciada sale a “mirar vidrieras” en la Red de lo Retorcido y descubre que ahí afuera hay prácticas muy intensas, algunas de las cuales exceden la imaginación.  Pero para mí, lo más fascinante de esta historia es observar estas dinámicas desplegándose en formas sutiles, más universales.

Los extremos engendran extremos. En lugar de ser un Refugio Seguro para personas de todo tipo y creencia, la Sociedad  Convencional elige ponernos los “ideales” frente a la nariz, personas que son un ejemplo de “valores familiares”, “Personas Temerosas de Dios”, honestas y sinceras. Esto implica imágenes y códigos de vida, formas de ser, a las que los que están hondamente involucrados en El Estilo de Vida llaman “vida a la vainilla”. 

Estilos diferentes para personas diferentes, ¿no? (Humm..., me pregunto de dónde saqué esa expresión) La Diversidad Humana es la causa de que la Heladería tenga 31 sabores. Personalmente, me encanta la vainilla. Pero a veces me gustan las nueces, las cerezas y otras cosas exóticas.  En este estudio mi objetivo es sintonizarme con las ideas y ayudar a construir puentes. (2) Y sí, ¡también espero aprender más acerca de MIS aspectos ocultos que también se están reflejando!  ¡Parece que todo en la vida es simplemente una conjunción de “escenas”, diseñadas, por contrato, puestas en juego, perfeccionadas, y luego presentadas al TODO para considerar y armonizar! Luego viene el CUIDADO PARA SIEMPRE, un viaje de remembranza y nutrición y amor, abrazándose el uno al otro dulcemente en un eterno Abrazo de Sanación del Sí Mismo. Es bien llegada la hora de crear un conjunto de “Valores de Familia” que se ocupe más ampliamente de todos los aspectos de la Familia Humana, muy especialmente de los que todos los días, mientras hablamos, están transformándose en Ciudadanos del Multiverso.

martes, 14 de diciembre de 2010

PELICULA HIM - MAS ALLA DE LA LUZ

 
Francés, humanista, hombre de paz, sabio, sin ninguna afiliación política o religiosa. Nació vidente, puede ver y sentir la presencia de SERES DE LUZ (angeles), que siempre lo acompañan y guían. Se mantuvo en meditación profunda durante ocho años contínuos con la asesoría de SERES DE LUZ, sin que su cuerpo físico sintiera las necesidades básicas (dormir, comer, etc.). Con su elevado desarrollo espiritual ha logrado adquirir facultades que le permiten ayudar a las personas a resolver todo tipo de problemas y a SANARLAS, en ocasiones hasta de enfermedades incurables. Ha dedicado muchos años de su vida a la labor humanitaria, visitando hospitales, orfelinatos, cárceles, para ayudar y sanar.














sábado, 11 de diciembre de 2010

Los dos Hermanos

Éran dos hermanos criados
 en el mismo hogar, cercanos entre ellos,
 pero muy distintos el uno del otro.
 
  Habían compartido la dura experiencia de
  crecer junto a un padre alcohólico,
  autoritario, irresponsable, el cual estuvo
  varias veces en la cárcel por creer vivir
  bajo su propia jurisdicción.
 
  El hermano mayor se convirtió en
  alcohólico, dejó la escuela y se casó.
 
  Frecuentemente maltrataba a su familia,
  apenas trabajaba y en repetidas ocasiones
  tenía problemas con la policía.
 
  Cuando en una ocasión le preguntaron
  porqué actuaba de esa manera, él contestó:
 
  - Con un padre y una infancia como la
 que tuve, ¿Cómo hubiera podido ser distinto?
 
  El hermano menor, a pesar de los
  problemas y dificultades, nunca dejó de
  estudiar, se casó y se convirtió en un
  atento esposo y en un buen padre.
 
  Era también un empresario exitoso que
  aportaba mucho a su comunidad.
 
  Un día, en una entrevista, le
  preguntaron a qué atribuía el éxito
  que en su vida había tenido, y respondió:
 
  - Con un padre y una infancia así,
  ¿Cómo hubiera podido ser distinto?
 
   ¿Cuáles son tus herencias
  y cómo has decidido usarlas?
 
Nuestra vida vale, lo que pesan nuestras acciones....

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Viaje al pueblo de los ancianos

En el valle de Vilcabamba, Ecuador, los ciudadanos suelen vivir más de un siglo sin privarse del alcohol, el sexo ni el tabaco. Trabajan, suben montañas y tienen el cabello negro. El porqué es un misterio, pero los médicos no son los responsables de esa proeza de la buena salud.
¿Acaso el planeta entero debería mudarse a ese pueblo diminuto?


Algo pasa en Vilcabamba. Algo que le permite a su gente vivir ciento diez, ciento veinte y hasta ciento cuarenta años. No sólo viven mucho. Viven mucho con una salud envidiable y sin prestarle atención a los consejos médicos. Los habitantes de Vilcabamba, una provincia pequeña y oculta en Ecuador, tienen inclinación por los excesos insalubres: fuman como escuerzos y beben como cosacos. Sin embargo, a la edad en que cualquiera de nosotros muestra signos de deterioro, ellos están listos para seguir otros cuarenta años más. ¿Cómo hacen?

Aunque los censos internacionales señalan que la mayor expectativa de
vida se da en lugares como el Principado de Andorra, en Europa, o la isla de Okinawa, en Japón –sitios de alto nivel económico y estilo sosegado–, Vilcabamba les saca varias décadas de ventaja sin demasiado esfuerzo. Lo hace con una población que cuenta con pocos ingresos, malas condiciones sanitarias y trabajo duro de por vida. A pesar de eso, en el pueblo hay diez veces más centenarios que los que se puede encontrar en cualquier otro lugar. Es el misterio del valle.

Voy a ver qué pasa en Vilcabamba siempre y cuando la salud de mi padre me lo permita. Entro al cuarto de la clínica donde él está internado. Veo sus pies tapados por una sábana y a la mujer que lo cuida sentada en un sillón:

–Viste, te vinieron a visitar.
Desde que mi padre se internó, hace menos de una semana, lo visito dos veces por día. A la mujer es la primera vez que la veo. Por haber pasado la noche con él –cambiándolo de posición, dándole de comer y llamando al médico–, parece que obtuvo con mi padre una familiaridad varias veces superior a la que yo pude lograr siendo el hijo.
Me acerco a saludarlo. No es tan fácil darle un beso en la frente. Tengo que pasar por encima de la baranda de metal de su cama ortopédica. Me paro en puntas de pies, me sostengo sobre la baranda y cuando estoy sobre él, me doy cuenta de que por debajo de las sábanas él está atado.

Hay dos zonas del cerebro y tres del corazón que ya no le funcionan. A los ochenta y seis, ya tuvo varios infartos. Perdió la visión de uno de sus ojos y hubo que sacarle las paratiroides. Es diabético, hipertenso y se dializa. Aunque nadie estuvo dispuesto a escucharlos, sus riñones dijeron basta. Tuvo cuatro hemorragias digestivas, dos altas y dos bajas. Una cirugía de próstata y una arritmia cardiaca que responde bien a la medicación. Dejó de caminar. Intuyo que al principio fue por propia decisión. Ahora se le atrofiaron las piernas. Además tiene pie diabético. En el derecho, una lesión muy chica que nunca termina de curarse. En el izquierdo, un dedo menos.

¿Cómo harán los hijos de los ancianos en Vilcabamba? Si pueden vivir más de ciento veinte años significa que tienen hijos de noventa. Mi padre, por ejemplo, en el estado de salud en que se encuentra, tendría que atender a mi abuelo –no hace falta aclarar que mi abuelo estaría vivo–. Sería un desastre. Después de los noventa es poco decoroso no ser huérfano.


Viajo. Buenos Aires. Quito. Loja. Vilcabamba. A la entrada del pueblo hay dos carteles. En uno se le da la bienvenida al viajero que acaba de llegar y en el otro se le informa que el pueblo está a mil quinientos metros de altura sobre el nivel del mar, tiene unos cuatro mil doscientos habitantes y una temperatura promedio de veinte grados. Un poco más adelante hay otro cartel mucho más colorido y atractivo. «Welcome Vilcabamba». Allí se la cabeza de uno de sus habitantes. Un centenario. Un hombre tranquilo, listo para salir a trabajar.

En Vilcabamba dividen a los ancianos en dos grandes grupos: longevos y centenarios. Longevos son los que superan los noventa años y centenarios los que pasan los cien. Voy rumbo a la finca de uno de los centenarios que viven en la zona alta. El conductor es el mismísimo Lenin.
–¿Lenin te llamás? ¿Tu papá era del partido comunista?
–No, el nombre me lo puso mi abuelo que vivió hasta los ciento veintiséis años.
Bajamos del vehículo en casa de José Medina, habitante de Vilcabamba, ciento doce años.
–No contesta nadie.
–Es que el hombre está un poco sordo, pero tiene una hermana que oye bien.
–¿Qué edad tiene la hermana?
–Ciento cuatro.
Como nadie responde, suponemos que la mujer salió para hacer las compras. Pasamos el portón y entramos en la finca. Una casa humilde, de campo.
En el fondo hay un terreno donde los Medina cultivan parte de su alimento: lechuga, maíz y poroto. No se ve a nadie. Lenin se aleja por detrás de un monte y desde allí nos llama.

José Medina está trabajando con su azada. Nos mira un segundo, luego baja la cabeza y continúa como si nuestra presencia no le implicara la necesidad de detener la labranza. Víctor Carpio, el guía, me dice que me fije bien en lo que hace Medina. Él separa la hierba buena de la mala. Un trabajo para el que se necesita precisión en el golpe y buena vista. A los ciento doce años eso no le resulta un problema. Ni siquiera necesita anteojos. Usa la misma ropa que la mayoría de la gente de campo en Vilcabamba: pantalón de vestir y camisa blanca. En cambio yo, que vengo de visita, tengo un pantalón cargo con tratamiento impermeable y una camisa outdoor con tecnología dry fit.

Le pregunto si puede sentarse para conversar un poco. Se queda parado, apoyando el peso del cuerpo sobre el mango de la azada. Hace dos semanas el guía le trajo un grupo de canadienses que querían conocerlo y el mes pasado vinieron a entrevistarlo de la televisión de Hong Kong.
–Claro, ahora no me contesta porque está cansado de que lo vengan a molestar. Aunque yo hable en español, para él sigo siendo un extranjero.

–No te contesta porque no te escucha. Prueba de hablarle más alto.
Medina decide sentarse. Debajo del sombrero se le nota el pelo todavía negro. Le llega hasta la mitad de la frente.
El guía le hace una pregunta para viejos. No le dice «¿cómo está?» le pregunta cómo se siente.
–Bien, cuando fumo me mareo un poco.
–¿Cómo es eso que fuma? –le pregunto al guía.

Fuma chamico, una hierba que comenzó a ser utilizada en la antigüedad por los chamanes. Ahora es una costumbre de la gente del pueblo. Sus primeros efectos pueden ser comparados con los de la marihuana, después de algunas pitadas se le suman los de la cocaína. Trae alucinaciones, pensamientos fantásticos, pérdida de memoria, excitación y furia. También se le adjudican propiedades afrodisíacas, lo que es una lástima: el chamico es de las plantas más tóxicas. En síntesis, José Medina, el primer centenario con el que me encuentro en el valle, se droga. Es más, según cierta manera de pensar, se drogó toda la vida. Además de chamico, le gustan los cigarrillos que venden en los negocios. El tabaco común y corriente. Últimamente se marea pero no lo suficiente como para abandonar el vicio.

–Cuando era más joven –a los setenta años– fumaba mucho más.
–¿Le gusta beber?
–Ahora no. Desde los ciento seis que no bebo. De vez en cuando me vuelve la costumbre y me tomo un puro. No más de una vez por día.

El puro es un aguardiente similar al ron. Lo que queda en la punta del alambique. Se prepara con el desecho de la caña de azúcar y es de las bebidas más fuertes. De alta graduación alcohólica y despiadada con el hígado de quien la consume.

Explicaciones de que en Vilcabamba haya tantos centenarios: el ambiente natural, la alimentación orgánica, el aire puro, el agua no contaminada. En el valle, la naturaleza logró librarse de la mano nociva del hombre, de su capacidad destructiva. Por eso premió a sus hijos con buena salud y un bonus de cuarenta años de vida. Una recompensa por portarse bien y mantenerse dentro de los límites de la moral y las buenas costumbres.

Sin embargo, los representantes de la salud y de la vida sana mienten sobre Vilcabamba. En el valle se consume alcohol, tabaco y droga. A los amantes de la virtud les resulta insoportable que los vilcabambenses subsistan más tiempo y en mejores condiciones que los que no tienen vicios. Les parece injusto. ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Por qué las prevenciones son tan ciertas fuera del valle y no tanto para los habitantes de la zona? ¿Cuál es la diferencia?
José Medina debe ser el hijo malcriado de la naturaleza, al que se le permite todo y no se le dice nada. Tiene ciento doce años, el pelo negro, la vista aguda y capacidad para trabajar. Pero, para decir la verdad, no escucha del todo bien. Finalmente pagó por sus «excesos» y se quedó un poquito sordo.

Hay algo que vale la pena tener en cuenta: la diferencia entre longevidad y expectativa de vida. La longevidad es como una calle larga que mide ciento veinte años. Es a lo máximo que se supone podemos aspirar si somos aplicados con la prevención de enfermedades, vivimos en un sitio de máxima pureza y no salimos nunca de nuestras casas salvo para ir al médico. Claro, si nuestros genes nos ayudan y no hay ningún accidente. Al menos era lo que la ciencia pensaba. A esa edad las células, por mejor calidad que tengan y por mucho que las hayamos mimado, dicen basta y se detienen. Es la teoría científica que corrobora una creencia popular: en algún momento, todos vamos a morir.

La expectativa de vida, en cambio, se refiere a cuánto de esa calle podremos alcanzar a transitar. Salvo que se viva en Vilcabamba, la gran mayoría nunca llega hasta el final. Pareciera que la longevidad fuera fija y que en la expectativa de vida es donde funcionan los consejos médicos. Si nos detenemos en las vidrieras de las grasas, la sal, el estrés y los tóxicos, menos expectativa de vida. En cambio, si nos paramos para que cada tanto nos evalúen, si la calle permanece limpia y además tenemos suerte, es probable que podamos avanzar una buena cantidad de años.
Tenemos una idea inconmovible sobre la vejez y la muerte: son inexorables. Pero si la vejez fuera considerada una enfermedad, una que padecemos todos, una enfermedad por mala calidad de los mecanismos biológicos, podría haber sistemas de reparación. Sería posible pensar en ellos.

Lo cierto es que el tiempo, en el organismo, no es el cronológico. La edad que nos indica el calendario no funciona exactamente igual con todos. Por eso dos personas de cincuenta parecen de edades diferentes. Hay un tiempo particular para cada organismo, una edad biológica que hasta ahora es imposible medirla con la precisión de un reloj de muñeca.
Al centenario Manuel Picoita no se lo ve en su chacra pero se oye el golpe de un machete contra el cuerpo verde de una caña. Guiados por el ruido entramos en la plantación. Picoitia está agachado, las piernas flexionadas, sacando la maleza a golpe de machete. El movimiento del brazo no coincide con la fuerza o la resistencia de un anciano. Da diez o doce golpes seguidos. Lleva la hoja a la altura del hombro y luego la deja caer a toda velocidad hasta alcanzar su objetivo. Entonces se detiene, mira lo que hizo y reinicia la serie.
El guía lo llama y Manuel Picoitia se da vuelta, se saca la gorra de béisbol y la agita en el aire. Parece que estuviera festejando algo. Está contento porque, como a la mayoría de los ancianos del planeta, le gusta que vengan a visitarlo. Usa un pantalón oscuro de vestir y camisa blanca de manga larga.

–Vamos para la casa –dice, y empieza a ascender.
Se mueve rápido, como si el terreno fuera plano. Picoita es un hombre ágil. Es evidente que se cansa poco. Mi caso es diferente, no nací en Vilcabamba.
–¿Qué edad tiene, don Manuel?
–Un siglo tengo.
Una de sus bisnietas se acerca y le dice que diga la verdad. Me cuenta en voz baja que tiene la costumbre de quitarse años.
–Ciento cuatro tengo.
–Diga la verdad.
Manuel Picoita insiste con los ciento cuatro y de allí no se mueve, no hay forma de hacerlo confesar.
Tuvo diez hijos, el triple de nietos y también bisnietos y tataranietos.
Le gusta ir a bailar. Mañana tiene una fiesta pero se va a quedar nada más que hasta la medianoche. Ya no tiene resistencia para aguantar hasta la madrugada. Últimamente le molesta la espalda.
Hace poco enviudó y dice que extraña a su mujer, en especial por sus dotes de cocinera.
En la entrada de la casa hay un banco de madera donde Picoitia se sienta y acomoda la gorra. Le pregunto qué hace todo el día y me cuenta que ya no trabaja.

–Cuando llegamos estaba en el monte, con el machete en la mano, en plena tarea.
Picoitia entiende que trabajar es trabajar para otros. Ganarse un jornal además de cuidar su finca. Ahora se quedó con una sola de las actividades. Para llevarla a cabo, se levanta a las seis de la mañana y no se detiene hasta la tarde.
–Hasta el año pasado lo tenía que encerrar con llave –dice su tataranieta–. A las tres de la madrugada venía para mi casa y me despertaba para que le preparara el café. No me dejaba dormir, lo único que quería era salir temprano para el monte.
–¿Toma mucho café?
–Todos los días.
–¿Y qué come?
–Verduras, pescado, frutas. Mucha fruta.
Se nota que la tataranieta lo quiere. Tiene conciencia de cada cosa que hace, los gustos en las comidas y lo que necesita para el día. A cada momento le acaricia la cabeza. Sin embargo, tengo la impresión de que todos vemos al anciano como una mascota. Una criatura en el mejor de los casos. Querible, graciosa y con mañas. Incluso el guía, que es muy apreciado entre los centenarios, intentó con José Medina y luego con Manuel Picoitia, que recitaran una poesía o cantaran una canción.

La tataranieta tiene una teoría que explica la longevidad de Manuel Picoitia. Para ella es el resultado de lo que come. Todo natural, plantado en casa y sin pesticidas. De la cocina de los Picoitia, se despachan, para toda la familia, azúcares, grasas y proteínas y, de paso, también veinte, treinta o cuarenta años más de vida. Ella está orgullosa y Picoitia le cree. Además de sus propios intereses, lo apoya la cultura  gastronómica con sus partidos y movimientos, los naturistas y los macrobióticos. Lamentablemente, los vegetarianos quedan proscriptos porque Manuel Picoitia y José Medina comen carne de res. A decir verdad, tampoco los naturistas y los macrobióticos quedan bien parados, porque ambos ancianos fuman «chamico» y beben «puro».
De paso ni la sociedad internacional de cardiología ni la comisión mundial contra la hipertensión arterial tienen cabida en este asunto. No hay comida a la que no le agreguen sal en buena cantidad. Por suerte nos quedan los orgánicos. Alimentos sin pesticidas ni químicos. El problema es que en infinidad de otros sitios, en campos y montañas, se come lo mismo y de la misma manera y no se vive tanto. Más aún, se vive menos. Eso hace evidente que la pureza no alcanza. Pero como coincide con la obsesión alimentaria, todo lo que la apoye es bien recibido y aceptado como verdadero.
Me siento cerca de Manuel Picoitia y le pido que se saque el sombrero para una última fotografía.
–Hoy le estuve cortando el pelo –me dice la tataranieta–. En esta parte de la cabeza lo tenía todo canoso. Fíjese ahora, volvió a ponérsele negro.
En Vilcabamba el número de mujeres supera al de hombres. Por cada tres damas hay dos caballeros. Sin embargo, los que vivieron más de ciento treinta años fueron siempre varones. En el valle –a diferencia de lo que ocurre en el resto del planeta–, los hombres viven más que las mujeres. Pero ellas también viven mucho. Suelen tener hijos después de los cincuenta y hay varios casos de madres después de los sesenta.
Josefa Ocampo tiene ciento cinco años. Son casi las cuatro de la tarde y ella está por ir a dormir. Acaba de despedirse hasta la mañana siguiente. A pesar de que el clima en Vilcabamba es templado y hay muy poca variación térmica durante todo el año, la mayoría de los ancianos tiene frío. Por eso Josefa Ocampo –que usa un gorro de lana azul y blanco, remera, camisa y suéter– se va a dormir. Lo hace para entrar en calor, después le viene el sueño.
Ella es la estampa de la abuelita dulce. Casi ciega, casi sorda y totalmente resignada. Pareciera fácil de querer porque nunca pide nada. Dicen sus nietos que era una mujer más grande y con el tiempo se fue reduciendo.
A la mayor parte de sus cincuenta nietos, sus veinte bisnietos y su decena de tataranietos no los conoce o los vio apenas alguna que otra vez.
–Mi familita es un desparramo –dice.
Como si fuera una condición para seguir hablando, el conductor le pregunta por sus costumbres a la hora de comer. Parece programado por los extranjeros con los que trata y que viajan hasta Vilcabamba obsesionados por la dieta del valle. Llegan al pueblo convencidos de que la longevidad entra por la boca y si uno se cuida con lo que come, además de mantenerse precioso, difícil que alguna vez se enferme. Es tan potente la idea de la dieta que lograron convencer incluso a los nativos del valle. Todos están seguros de que la dieta sana prolonga la existencia. Que lo que comen en Vilcabamba es una combinación de verduras y frutas que no existen en ningún otro lugar del mundo.
–Yuquitas, motito, platanito. Cualquier comidita.
Pero la dieta es tan natural y carente de contaminantes como la que se ingiere en otros valles donde los campesinos cultivan lo mismo y de la misma manera. Será sana, pero no es ni original ni exclusiva.
No hay mucho para hacer ni demasiado para preguntar. El guía le propone a Josefa Ocampo que cante una canción de amor: «Flores negras». Ella no se acuerda. A cambio recita un poema, recuerdo de la guerra con el Perú. Un joven que se separa de sus padres para ir a la frontera «y otro, voluntarioso, que de la tumba ya no volverá». Puesta a recordar, se emociona cuando habla de su perro. Asco se llamaba. Malo, inútil y compañero.
Cuando ella cuenta algo, lo hace en tiempo pasado y siempre termina diciendo: «Ahora ya no». Cantaba pero ahora ya no, estaba casada pero ahora ya no, trabajaba con mi padre pero ahora ya no, me ocupaba de la casa pero ahora ya no. Da la sensación de que lo único que hace es esperar y mientras lo hace trata de mantenerse abrigada. Prefiere no sentir frío.
En Vilcabamba, además de vivir mucho, se muere de otra manera. Se van a bañar y se mueren, salen a trabajar y se mueren, se acuestan a dormir y nunca más se levantan. Sin aviso, ni convalecencia, ni peleas por quién se hace cargo, ni hijos protestando por cuidar a sus padres. No llegan a pasar por esa etapa en la que uno se pregunta si realmente vale la pena seguir viviendo. Cuando uno se convierte nada más que en un cuerpo que sufre, ¿sigue siendo la misma persona que antes? Los ancianos del valle se cuidan solos hasta el final. Después se mueren. De un momento a otro, sin familiares en la sala de espera de una clínica, aguardando el desenlace. No se enferman, se apagan. Llevan una vejez sin necesidad de atención, sin dictados de médicos, sin el miedo que infunden los familiares. Son gente muy humilde pero cuando les llega el momento, se despiden como aristócratas.
Desde que Mario Moreno Cantinflas inició su carrera, nunca pasaron más de dos años sin que una de sus películas se estrenara. En 1978 tuvo muy pocas apariciones públicas. Estaba en Vilcabamba, de incógnito, en una casa oculta por una empalizada de árboles. Dicen que los médicos habían agotado todos los recursos disponibles. Sufría del corazón y vivir en el valle era su única esperanza. También dicen que los años que siguió trabajando los obtuvo en este pueblo, que los excesos se diluyeron en la tierra y que el río le destapó las arterias.
El guía Víctor Carpio llama a Vilcabamba el «centro de la inmunidad cardiovascular», la«cantera de longevidad». Nadie se enferma del corazón y los que vienen enfermos, con el tiempo dejan de estarlo. Nadao Kimura, asistente personal del ex primer ministro del Japón, Yasuhiro Nakasone, llegó a Vilcabamba sin poder dar más de veinte pasos. Eso era lo máximo que podía caminar, se ahogaba, le faltaba el aire. Su corazón estaba agotado. La insuficiencia cardíaca que no pudieron resolverle en Tokio se compuso en Vilcabamba en apenas treinta y ocho días. El político japonés estaba tan contento que le pidió permiso al entonces presidente del Ecuador para ponerle a su pueblo natal, una isla al norte de Hokkaido, el nombre de Vilcabamba. Quería que el lugar donde había nacido se llamara de la misma manera que el sitio en el que había renacido.
Cantinflas y Kimura no son las únicas celebridades que ha llegado a Vilcabamba. En el pueblo aseguran haber visto durante períodos prolongados a otras estrellas. Los villanos de series famosas son la especialidad. Dicen que para JR, de la serie DALLAS, ser malvado durante tanto tiempo le arruinaba la salud. Por eso vino al valle, para recuperarse. Algo parecido le ocurrió a Jon Cypher, que interpretó a uno de los enemigos acérrimos de la familia Carrington en la serie DINASTÍA. Cypher actuó en infinidad de películas y series de televisión y ahora está casado con la dueña de un hospedaje en Vilcabamba. También hay un astronauta, un general del ejército de los Estados Unidos y la presidenta de la liga antimisiles.
Por las afueras del pueblo están las construcciones de los millonarios que viven o se preparan para vivir el resto de sus días en las cercanías. Algunas son verdaderas mansiones con todas las comodidades y un ejército de ecuatorianos para atenderlos. En el bar El Punto, los hippies que venden chucherías por la calle dicen que los que vienen en busca del paraíso son los que se están encargando de destruirlo.
Vuelvo a la Argentina. Mi padre sigue internado. Al llegar a la clínica, él está desesperado. Gira la cabeza para un lado hasta chocarse con la almohada y después hace lo mismo para el otro. Lo dejaron destapado. Las piernas parecen dos huesos envueltos. Tiene una llaga en el talón producto de rasparse contra las sábanas como si, aterrado, tuviera que escalar la cama de espaldas para poder escapar. Trata de arrancarse la sonda que le entra por la nariz y de correr la mascarilla de oxígeno. La cuidadora quiere que alguien la reemplace. Hace tres noches que mi padre no duerme. Tiene ochenta y seis años y el suyo es un caso típico en una gran ciudad: tienes ochenta y seis, estás muy enfermo, te internan en una clínica.
–No puedo más. ¡Sácame de aquí! –dice él en cuanto me ve.
Le pido que se calme. Le digo que ahora voy a ir a hablar con el médico y después le cuento.
–¡Espera! –quiere que me quede, dice que necesita hablarme. Abre los ojos y exhala el aire de los pulmones con esfuerzo, resoplando. Está enfurecido, intoxicado por la infección, no puede más, va a gritarme–. Quiero hacer un cambio de vida –mi padre me habla haciendo un esfuerzo para parecer calmado–, un cambio completo. Como hiciste vos hace unos años. Quiero ir a vivir cerca de una playa. A cualquiera que tenga un centro de diálisis. Quiero un departamento chico y una ventana desde la que pueda ver el mar.
–Está bien, papá, pero ahora tienes que mejorarte.
–¡Está bien, no! –grita. Después baja la voz–. Tú puedes, tú puedes. Hiciste muchas cosas en tu vida que parecían imposibles. ¡Llévame a otro lado!
Podría hacerlo. Incluso puedo cargarlo en un avión y llevarlo a Vilcabamba. Vendería la casa donde viven y por bastante menos compraría algo en Ecuador. Viviría muchos años más y, en una de ésas, cuando yo tenga noventa y cinco años, tendría la felicidad de seguir atendiéndolo. Se lo debo, él me dio la vida, no importa que me la esté pidiendo de vuelta. Pero en Vilcabamba no hay centro de diálisis –se fundirían por falta de pacientes–, así que lamentablemente no puedo llevarlo hasta allá.
Entra el jefe de piso. La enfermera le avisó que estaba visitando a mi padre y se acercó hasta la habitación para hablar conmigo.
–Está mejor tu papá. Los análisis empezaron a dar bien. En unos días se va.
El médico sale y llegan los camilleros. Vinieron a buscarlo. Justo antes de que se lo lleven, gira la cabeza y me dice en voz baja:
–Acuérdate de lo que hablamos.

Regreso a Vilcabamba convencido de que lo hago por decisión propia. Durante el viaje he tratado de poner mis ideas en orden. En Vilcabamba viven más y se enferman menos. El número de centenarios es diez veces superior al de cualquier otro lado. Circula una teoría que explica la longevidad: comen sano, no consumen productos industrializados y nadie usa pesticidas en los cultivos. La gente está convencida y lo repiten hasta el cansancio. Lo que no llego a entender es por qué en la Antigüedad, cuando los pesticidas aún no se habían descubierto y comer sano era la única de las posibilidades, la gente vivía menos que ahora. Por qué cuando no existían productos industrializados y la tierra no estaba contaminada –por la simple razón de que no se había inventado nada que pudiera contaminarla–, los seres humanos no vivían hasta los ciento cincuenta en cambio y se morían a la edad promedio de treinta y cinco años. La contaminación puede ser letal, no hay duda, pero su ausencia no explica que la vida se prolongue más allá de los límites que conocemos.
Isabel Aguirre tiene setenta y cinco años. Parece muchísimo menor. Es la dueña de la hostería de Vilcabamba, algo que se nota cuando pasea por el parque, entre las mesas tendidas al aire libre, con su vestido rojo y su collar de perlas blancas. Tiene el pelo oscuro y largo. Lo usa tirante, prolijo, dejando al descubierto un rostro firme y agradable. Además de la hostería también es dueña de una hacienda ganadera en el norte del Ecuador. Cuando vivía allí apenas podía caminar. Aguirre padecía lo que ella llama una enfermedad cardiovascular avanzada. Sus arterias se habían endurecido y para que la sangre circulara a través de ellas, el corazón debía hacer mucho esfuerzo. Como cualquier músculo que se ejercita, el corazón de Aguirre había comenzado a crecer.
Tener un corazón grande siempre es problemático. No hay oxígeno que le alcance. Por eso duele y sufre y no funciona como antes. Aguirre sentía que le faltaba el aire. Estando tan afectada, el día se le presentaba siempre cuesta arriba y por la noche estaba tan agitada que no podía descansar. Le dolía el pecho y todo era desesperanza. Visitaba a su médico, le contaba sobre su evolución y de la consulta se llevaba una receta que guardaba en la cartera antes de pasar por la farmacia y entregársela al boticario. Siempre había un nuevo medicamento para añadir a la lista de fármacos que consumía a diario. Muchos remedios y poca mejoría.

Cuando le propusieron venir a Vilcabamba aceptó sin mucha esperanza, y para su sorpresa, al poco tiempo de vivir en el valle, volvió a respirar. Podía andar sin agitarse, como cuando era muy joven y caminaba por su hacienda sin detenerse a descansar, obligada por la falta de aire. Su presión arterial fue disminuyendo hasta alcanzar niveles normales y ahora se maneja sólo con una pastilla. Lo hace para darle el gusto al médico. En realidad no la necesita. Lo que necesita es quedarse en Vilcabamba para siempre. Por eso construyó la hostería.
Le pregunto si viene gente. Me contesta que sí, que desde que se puso en marcha el proyecto San Joaquín, hay muchos extranjeros.
El San Joaquín es un emprendimiento privado, una enorme hacienda dividida en lotes, a dos kilómetros del pueblo, entre los Andes y el río. Es para quienes sueñan con comprar el seguro de la longevidad. Un sueño que no es para cualquiera. El proyecto está liderado por Joe Simonetta, egresado de la Harvard Divinity School una de las escuelas de la Universidad de Harvard que se dedica a la enseñanza de religión. La promoción lo dice claro: «Únase a nosotros, estamos buscando un grupo de personas de alta calidad». Después explica qué es gente de alta calidad. Son los que tienen costumbres saludables, son amables con los vecinos y respetan el mundo natural. ¿Quién puede oponerse a estas tres reglas? Parecen inofensivas. Sin embargo, pensar que hay gente de alta calidad, implica que hay otra, la mayoría, que es gente de baja calidad. La cercanía del tesoro de la longevidad despierta lo peor de cada uno.
Isabel Aguirre quiere devolver algo de toda la salud que recibió de Vilcabamba. Para eso, dos veces por semana, reúne a las centenarias bajo una pérgola blanca en uno de los sitios más frescos del jardín. Pasan la tarde contándose sus cosas mientras con paciencia arman cigarrillos de chamico.

Es una manera de darles trabajo, elaborando un producto regional, y también de mantenerlas activas, socialmente activas. Pero las ancianas demasiada ayuda no necesitan, lían el cigarrillo con destreza porque a ninguna le afectó ni le afectará el reuma. Además –y eso es envidiable– lo hacen sin anteojos. Con esa actividad pueden ganar dinero en efectivo. El chamico es de venta fácil. Entenderlo de una manera u otra es la diferencia entre tener una idea única para leer el mundo o que las ideas surjan del interior de cada una de las situaciones. En el primer caso, las centenarias serían parte de un supuesto cartel de estupefacientes de Vilcabamba; con la segunda de las opciones, seguirían siendo las abuelas del valle. Pero además ¿quién tiene autoridad para decirles a los vilcabambenses que lo que consumen les puede hacer mal a la salud? Pero hay, siempre hay alguien.

El día que Yukio Yamori, profesor de la Universidad de Kioto, reunió al pueblo en esta misma plaza, tuvo una convocatoria casi total. Titular de cátedra en Japón y externo en Harvard, es una autoridad a la hora de dar recomendaciones para mantenerse saludable. Estudió a los longevos de Okinawa y estableció cuáles eran los hábitos que retardaban la aparición de la arteriosclerosis. Yamori dice que la clave está en la dieta. Original con las conclusiones. Cien gramos de pescado por día, veinticinco de soja y nada de sal. Cuando llegó a Vilcabamba se encontró con que algunos datos no coincidían. A diferencia de lo que ocurre en la isla de Okinawa, en el valle hay más longevos que longevas, apenas comen pescado y desconocen la cocina japonesa. Además, son amigos de agregarle sal a la comida. Sin embargo, la presión arterial de los vilcabambenses es sensiblemente menor que la del resto de sus compatriotas y, entre ellos, los infartos son una verdadera curiosidad.
Finalizada la investigación y antes de regresar a su tierra, Yamori arengó en la plaza al pueblo de Vilcabamba. Les pidió que se abstuvieran de seguir poniéndole sal a la comida. La cantidad que utilizaban era muy superior a la prudente. Ése era su consejo, el que les dejaba después de muchos años de estudio y de haber comprobado la eficacia de sus indicaciones en el resto del mundo.

Wilson Correa –veinticinco años de médico en Vilcabamba– encarna la memoria sanitaria del valle. El martes por la mañana, me atiende entre paciente y paciente, en uno de los consultorios externos del hospital Kokichi Otani, un dispensario ecuatoriano con nombre japonés. Hay una camilla, un armario de metal y vidrio, un escritorio y tres sillas. No hay ningún tipo de instrumental, apenas un tensiómetro y un estetoscopio que Correa guarda enrollado en uno de sus bolsillos. Nada que pueda considerarse equipo de alta tecnología. En cambio tiene una ventana que da a una calle ancha y polvorienta, envidia de cualquier institución sanitaria: la Avenida de "la Eterna Juventud."
–Albertano Rojas. Ciento veintisiete años, paciente mío. Al hombre no le gustaba venir a la consulta pero lo traía la familia. La mujer, un hijo o un nieto.
–¿Y por qué venía?
–Al final estaba un poco senil, se olvidaba de las cosas, no reconocía a sus familiares.
Si a la cantidad de hijos que tienen se les suma los hijos de los hijos, da un número de familiares que para cualquiera es difícil de recordar.
El doctor Wilson Correa está convencido de que los que llegan a Vilcabamba con problemas de corazón se curan, en especial los hipertensos. Él mismo trató a muchos de ellos. Sin demasiada intervención de su parte, los vio curarse y abandonar la medicación. Cuenta que además son muy pocos los casos de diabetes o de otras enfermedades metabólicas.
–No se ve osteoporosis –la desmineralización de los huesos, frecuente en los ancianos– ni pacientes con cáncer.
–Pero, doctor, son todas patologías diferentes. Por su origen y por sus efectos poco tienen que ver una con otra.
–Yo le digo lo que veo.
No me convence. No puede ser. Pensar que en Vilcabamba hay una sola sustancia que mejora cualquier enfermedad, actuando sobre todos los órganos, sin importar que sus células, funciones y estructuras sean tan diferentes una de otra, no tiene el menor de los sentidos. Parece magia. El efecto de un elixir todopoderoso.
Otra posibilidad: algo retrasa el envejecimiento. Algún elemento en el valle detiene el proceso degenerativo que afecta a las células del cuerpo y que siempre aceptamos como inexorable. Quizá curarse de la vejez sea tan complicado e impensable hoy como hace siglos lo era de la tuberculosis.
–En Vilcabamba la gente come sano –dice Correa–. Como le decía, aquí se come muy sano, sin contaminantes. La gente toma un buen desayuno a la mañana y eso ayuda mucho. El aire es puro. En esta zona tenemos el wilco, árbol típico de Vilcabamba, que oxigena la atmósfera. También la familia. El lazo familiar es muy fuerte. El patriarca es respetado y mantiene a todos unidos. Aunque se puede cuidar solo, siempre lo acompaña alguien. En la casa se lo considera el jefe de familia. Esa unión de hermanos y ese cuidado por el patriarca son fundamentales.
–Discúlpeme, doctor, a uno de los centenarios lo vi viviendo en la calle.
–Sí, pero el clima es benéfico y ésos son casos aislados. La importancia de la familia es vital, por eso cuando uno de los centenarios fallece, lo velan durante tres días. Es un ejemplo: fue un hombre bueno, honraba sus deudas. El honor los hace vivir mucho. No hay infidelidades, ni engaños, ni estafas.
–Un paraíso.
–Exacto, acá los sonidos que se escuchan son los de la naturaleza. Imagínese, los centenarios salen a caminar y no hay ruidos molestos de máquinas o de gente estresada corriendo por dinero.
–Entonces, ¿por qué lo consultan?
–Poliparasitosis. Es la carta de presentación del hombre de campo. Vienen con varios tipos de parásitos, en especial intestinales.
–¿Hasta qué edad tienen hijos?
–Eulogio Carpio, cumplidos ya los noventa, se casó con Julia León, una muchacha jovencita. Tuvieron tres hijos. Después de haber hablado con él y con muchos como él, llegué a una conclusión: el sexo de los centenarios es frecuente y de buena calidad.
Hace unos años, me cuenta, vino al pueblo una gringa, no me acuerdo si era polaca o alemana. Estaba escribiendo un libro: «Cómo hacer el amor con un centenario». Era antropóloga y le pagaba a los viejitos para que tuvieran sexo con ella.
–¿Se quedó mucho tiempo?
–No tanto. El dinero se le acabó antes de lo que esperaba.
Fin de la entrevista. Sé que hay en curso algunos estudios para identificar los genes relacionados con la longevidad. Por ahora las investigaciones se realizan sobre el C. Elegans, un gusano hermafrodita y transparente. Aunque algunos opinen que por ser gusano, hermafrodita y transparente no se aleja necesariamente del género humano, lo cierto es que hasta el momento, las conclusiones obtenidas en el C. Elegans no son del todo aplicables para la generalidad de los hombres y las mujeres.
No encontré ninguna investigación sobre patrones genéticos de la población de Vilcabamba pero hay algunos datos para tener en cuenta. La gente del valle viene de diferentes lugares, no son una raza ni una comunidad cerrada que se preserva manteniéndose ajena a los demás. Los extranjeros mejoran al llegar y los que nacieron en Vilcabamba, cuando se van, viven mucho menos que aquellos que se quedan. Hay varios ejemplos porque es común que los ecuatorianos se vayan a trabajar fuera del país. El dinero que les envían a sus familiares es una importante fuente de divisas.
Todo inclinaría a pensar que la longevidad, al menos la de la zona, no es hereditaria, tampoco genética, sino la consecuencia de algo que ocurre en el valle. Y en el valle, más allá del poco visitado doctor Correa, no hay un sistema médico como en las ciudades. La gente subsiste sin necesidad de aferrarse a los medicamentos, sin internarse en clínicas para tratarse enfermedades terribles (no las tienen). Más que certezas sobre técnicas sofisticadas para vivir mucho, hay evidencias de una vida sencilla, austera. Mucho más no hay para averiguar.
¿Por qué será que las fotografías que saqué no me convencen? Probablemente porque son nada más que fotos de gente mayor. La foto de un hombre de ciento quince años en Vilcabamba es igual a la de alguien de setenta y cinco de cualquier otro país. Por eso genera desconfianza. No es un documento, no es irrebatible. Con las entrevistas pasa algo parecido. Nada de lo que cuentan los ancianos es revelador. Hace falta estar atento y traer algo pensado para que, al escucharlos hablar, lo que digan cobre significado. La experiencia sin elaborar es un conocimiento precario. Prueba de ello es que los centenarios que entrevisté llevan una vida tan dura, que muchos estarían dispuestos a regalar los últimos cuarenta años de su vida para mejorar los primeros ochenta.
Ahora, en el bar La Terraza, un anciano bebe cerveza. Es diferente a los demás. No está trabajando la tierra. Está descansando y ocupa una mesa y dos sillas. Una para sentarse y otra para apoyar la pierna derecha. Es el primer longevo que veo con jeans gastados y buzo de algodón. Demora cada trago mientras se entretiene con una de las distracciones preferidas de la gente mayor: mirar pasar a otra gente. Puede ser una buena fotografía. Estoy a poca distancia.
Cuando me parezca el momento oportuno, podré levantar la cámara y retratarlo de cerca.
El hombre mira de reojo. Saca un teléfono móvil. Escucho que da una orden. Lo hace en inglés, acento británico. En un minuto una camioneta ultramoderna aparece en la plaza. El hombre sube y un chofer demasiado corpulento baja del vehículo y paga la cuenta. Luego desaparecen por la avenida Eterna Juventud. Cerca del bar había estacionada una segunda camioneta. Recién me doy cuenta cuando arranca para seguirlos de cerca. No distingo a sus ocupantes, los vidrios están polarizados. Miro en el visor de la cámara la foto digital que acabo de tomar. Un hombre mayor bebiendo una cerveza en el bar de un pueblo.

sábado, 27 de noviembre de 2010

La Importancia de la Separación



Como estoy seguro de que deben saber, la mayoría de los humanos imaginan estar separados de Dios. A partir de esta idea, los humanos se imaginan estar separados el uno del otro también. Sin embargo, ningún humano está separado de Dios, porque Dios es Todo lo que Es. Por lo tanto los humanos no están, y no pueden estar, separados unos de otros.
Sin embargo, sería inexacto concluir que el concepto de la separación en sí es una “mala idea” (que no cumple su propósito). De hecho, la Idea de la separación es una idea bienaventurada, que permite al Todo entender que Es la Suma de Sus Partes, y aún mayor.
La separación, Dios nos dice en el libro Comunión con Dios, es una ilusión que cumple su propósito magníficamente cuando utilizan La Ilusión como una herramienta para crear la experiencia.
Cuando se olvidan de que la separación es una ilusión, se imaginan que es el Estado Real de las Cosas. La Ilusión ya no crea la experiencia, se convierte en la experiencia.
Es como fingir enojo para que alguien sea más atento, y luego enojarse de verdad. O fingir interés en alguien para poner celoso a un tercero, sólo para descubrir que la ilusión del interés se ha vuelto muy real en verdad...
El instrumento se convierte en la experiencia.
Mediante este proceso han llegado a creer realmente que están separados; que la Desunión es posible en el Campo Unificado que llaman el Universo – ignorando el hecho de que la palabra “uni-verso” en sí misma significa “todo en uno”.
La ilusión de la separación, cuando no se la entiende del todo o no se la utiliza debidamente, puede tener un impacto enorme en su experiencia cotidiana. El resultado más significativo es que su creencia de que la separación es verdadera, en lugar de una ilusión, conduce a su idea de que “no hay suficiente”.
Cuando sólo había Una Cosa, y ustedes sabían que ustedes eran esa Una Cosa, nunca existió la cuestión de no haber “suficiente”. Siempre había “suficiente de ustedes”. Pero cuando decidieron que había más de Una Cosa, entonces (y sólo entonces) pudo parecer que no había suficiente de “la otra cosa”.
Esta “otra cosa” que ustedes piensan que hay, es de lo que está hecha la Vida. Sin embargo, ustedes son Vida, y aquello que la Vida ES –que es Dios, Mismo.
Sin embargo, siempre que se imaginen que están separados de Dios, van a imaginar que son algo distinto de lo que Dios es, que es la Vida Misma. Pueden pensar que son aquello que vive, pero no se van a imaginar que ustedes son la Vida Misma.
Esta separación de Uno Mismo DE Sí Mismo es lo que hemos llamado, en una de nuestras mitologías, la expulsión del Jardín del Edén. De repente, donde una vez hubo vida eterna, ahora hay muerte. De repente, donde una vez hubo abundancia, ahora “no hay suficiente”.
De repente, parece que hay muchos aspectos de la Vida compitiendo por la Vida Misma. Esto es imposible en la Realidad Absoluta, pero no en nuestra imaginación.
Incluso se pueden imaginar que están en competencia. Con las aves, con las abejas, con todos los demás seres vivos, y con todos los demás seres humanos.
Pueden crear una pesadilla en la que todo lo que apoya su vida parece no apoyar su vida en absoluto, sino limitarla. Por lo tanto, en realidad van a tratar de someter aquello que los sustenta.
Les dijeron que tuvieran dominio, pero ustedes han decidido que eso significa dominación. Así pues, en verdad han comenzado una guerra contra la Naturaleza, y contra el Orden Natural de las Cosas.
Hemos utilizado nuestra ciencia y nuestra tecnología para darle vuelta y retorcer y manipular a la Naturaleza, de modo que se doblegue a nuestra voluntad. Poco a poco estamos destruyendo la Naturaleza, como es naturalmente, en un intento de experimentarnos a nosotros mismos como ya somos naturalmente.
Ustedes ya son lo que buscan ser –eternos, sin límites, y Uno con Todo– sin embargo no lo recuerdan. Y así, tratan de someter a la Vida para poder tener Vida en mayor abundancia. Y ni siquiera ven lo que están haciendo.
La vida se convierte en el único denominador común. Todo el mundo quiere Vida, y las cosas que apoyan la Vida, y debido a que creemos que hay más de uno de nosotros, tenemos miedo de que pueda no haber suficiente Vida para todos.
A partir de este miedo producimos nuestra siguiente realidad imaginada: la muerte.
Una vida que pensábamos que era eterna (hasta que imaginamos que estábamos “separados”, nunca se nos ocurrió que no siempre “seríamos”), ahora parece tener un comienzo y un final.
Ésta es la Ilusión de Insuficiencia representada al más alto nivel.
La experiencia de que nuestra vida empieza y termina en realidad no es más que el inicio y la disolución de nuestra idea de nosotros mismos como “separados”. A un nivel consciente podríamos no saber esto. Sólo a un nivel más alto esto es siempre claro.
Es a este nivel superior que buscamos poner fin a la experiencia de la separación, para recordarnos a nosotros mismos que se trata de una Ilusión, y que nosotros la hemos creado.
Es un buen momento ahora para discutir una vez más por qué la hemos creado.
Hemos creado la Ilusión de la Separación con el fin de que podamos experimentar la Realidad de la Unicidad. Sólo cuando estamos fuera de la Realidad podemos experimentarla. Cuando somos parte del Todo, no podemos experimentarnos a nosotros mismos COMO El Todo, porque no hay nada más, y a falta de lo que no somos, aquello que somos, no es.
A falta de frío, no existe el calor. A falta del alto, no existe el bajo. Si todo es bajo, entonces nada es bajo, porque “bajo” no existe como algo que puede conocerse. Puede existir como un concepto, pero es un concepto que no pueden experimentar. Sólo puede ser una idea, nunca su “realidad experimentada”.
Del mismo modo, en ausencia de la desunión, la unidad no existe.
Si todo se experimenta como unificado, entonces nada puede experimentarse como unificado, porque la “unidad” no existe como experiencia directa. No es algo que pueda conocerse. Puede existir como un concepto, pero es un concepto que no pueden experimentar. Sólo puede ser una idea, nunca su “realidad experimentada”.
En pocas palabras, no pueden conocerse a sí mismos como Quienes Realmente Son.
Sin embargo, es Nuestro deseo conocernos a Nosotros Mismos como Quienes Realmente Somos. Por lo tanto, primero debemos crear la experiencia de Quienes No Somos. Dado que no podemos crear esta experiencia en la Realidad Absoluta (la realidad es lo que es la realidad), tenemos que hacerlo a través de la Ilusión.
De esta manera, podemos regocijarnos en lo que es Realmente Así, y saberlo. De esta manera podemos experimentar Quienes Realmente Somos.
El Todo.
El Uno y Único.
Somos El Colectivo, la Realidad Única en Forma Múltiple – habiendo tomado Forma Múltiple para poder percibir y experimentar la gloria de nuestra Realidad Única.
Ésta es una explicación sencilla del propósito de la relatividad. Se la ofrece aquí para que todos podamos entenderla a fondo, de manera que todos podamos despertar de nuestro sueño.

jueves, 25 de noviembre de 2010

...Relaciones kármicas

En este contexto, quisiera decir algo acerca de las ‘relaciones kármicas’. Me refiero a relaciones entre personas que se han conocido en otras vidas y que han experimentado intensas emociones con relación a uno y otro. El rasgo característico de una relación kármica es que las parejas llevan dentro emociones irresueltas, tales como culpa, miedo, dependencia, celos, ira o algo similar. Debido a esta ‘carga’ emocional irresuelta, ellos se sienten atraídos uno al otro en otra encarnación.

La finalidad del encuentro reiterado es proveer de una oportunidad para resolver el problema inminente. Esto sucede recreando el mismo problema en un corto período de tiempo. Cuando ellos recién se encuentran, los ‘jugadores’ kármicos sienten un apremiante impulso a estar más cerca uno del otro, y después de algún tiempo ellos comienzan a repetir sus viejos patrones emocionales del rol. Ahora se ha establecido el escenario para enfrentar otra vez los viejos problemas y tal vez manejarlos de un modo más iluminado. El propósito espiritual del encuentro reiterado es que ambos en la pareja hagan otras elecciones diferentes a las que han hecho durante aquella vida anterior.

Voy a dar un ejemplo aquí. Imaginen una mujer quien, en una vida previa, tuvo un marido que era totalmente posesivo y dominante. Por un tiempo ella aceptó esto, pero llegado un cierto punto ella decidió que era suficiente y rompió la relación. Más tarde el marido se suicida. La mujer siente remordimiento. Ella cree que es culpable. ¿No debería ella haberle dado a él otra oportunidad? Ella acarrea este sentimiento de culpa por el resto de su vida.


En otra vida ellos se vuelven a encontrar. Hay una singular atracción entre ellos. Al principio, el hombre es excepcionalmente encantador y ella es el centro de su atención. Él la adora. Comienzan una relación. A partir de entonces él se vuelve cada vez más celoso y posesivo. Él sospecha adulterio por parte de ella. Ella se halla a sí misma en una disputa interior. Ella está enfadada y perturbada a causa de que él la acuse equivocadamente, pero ella también siente una extraña obligación a ser indulgente y a darle a él otra oportunidad. Él es un hombre herido, ella piensa, él no puede ayudar en esto ya que tiene este temor a ser abandonado. Tal vez yo pueda ayudarle a superarlo. Ella justifica su comportamiento de este modo pero en realidad ella permite que sus límites personales sean violados. La relación afecta negativamente su autoestima.
La elección más liberadora para la mujer habría sido ahora romper la relación y seguir su propio camino sin sentirse culpable. El dolor y miedo del marido no son su responsabilidad. El dolor del marido y la sensación de culpa de ella los han llevado a una relación destructiva. Su relación ya estaba cargada emocionalmente a causa de una vida anterior. El significado del encuentro repetido es que la mujer debe aprender a dejar que las cosas prosigan sin sentimientos de culpa y que el hombre debe aprender a sostenerse por sus propios pies emocionalmente. Por lo tanto la única solución real es romper la relación. La solución para el karma de la mujer es finalmente soltar su sensación de culpa. El ‘error’ que ella comete en su vida anterior no fue que ella abandonó a su marido sino que ella se sintió responsable por su suicidio. La partida de su esposa en esta vida confrontaría al marido nuevamente con su propio dolor y temor y esto le ofrecería a él una nueva oportunidad de enfrentar estas emociones en lugar de escapar de ellas.
Pueden reconocer un encuentro kármico por el hecho de que ustedes inmediatamente sienten a la otra persona extrañamente familiar. Con mucha frecuencia también existe una atracción mutua, algo apremiante ‘en el aire’, que los impulsa a estar juntos y a descubrirse. Si se da la oportunidad, esta fuerte atracción puede llegar a convertirse en una relación de amor o en una agobiante ‘pasión’. Las emociones que experimentan pueden ser tan abrumadoras que ustedes piensan que han encontrado a su alma gemela. Sin embargo, las cosas no son como parecen. Siempre habrá problemas en este tipo de relaciones, que tarde o temprano emergerán. A menudo, las parejas terminan involucrándose en un conflicto psicológico que tiene poder, control y dependencia como ingredientes principales. Por esto ellos repiten una tragedia que su subconsciente reconoce de una vida anterior. En una vida pasada ellos podrían haber sido amantes, padre e hijo, jefe y subordinado, u otro tipo de relación. Pero ellos siempre han tocado un profundo dolor interno en el otro, por actos de infidelidad, abuso de poder o, por otro lado, también un fuerte cariño. Ha habido un profundo encuentro emocional entre ellos el cual ha dejado profundas cicatrices y trauma emocional. Es por esto que las fuerzas de atracción así como también la repulsión pueden ser tan violentas cuando ellos se encuentran otra vez en una nueva encarnación.
La invitación espiritual a todas las almas que están energéticamente enredadas de este modo es dejar ir al otro y volverse una ‘entidad en sí misma’, libre e independiente. Las relaciones kármicas como han sido mencionadas aquí casi nunca son relaciones de larga duración, estables, amorosas. Son relaciones destructivas más que sanadoras. Muy frecuentemente, el propósito básico del encuentro es lograr soltarse uno del otro. Esto es algo que podría no haberse hecho en una o más vidas pasadas, pero ahora hay otra oportunidad para liberarse uno al otro en amor.
Si ustedes se hallan en una relación que está caracterizada por emociones intensas, que evoca mucho dolor y aflicción pero de la cual no pueden escaparse, por favor dense cuenta de que nada los obliga a estar con la otra persona. Además, comprendan que esas intensas emociones a menudo están más relacionadas con un dolor profundo que con amor mutuo. La energía del amor es esencialmente calma y pacífica, alegre e inspirante. No es opresiva, agotadora y trágica. Si una relación adquiere este rasgo, es tiempo de soltar más bien que de ‘trabajar en ella’ otra vez.
A veces, ustedes se convencen a ustedes mismos de que tienen que estar juntos porque ‘comparten karma’ y tienen que ‘salir bien de esto juntos’. Ustedes imaginan la ‘naturaleza del karma’ como un argumento para prolongar la relación, mientras que ambos siguen sufriendo inmensamente. En realidad, aquí están tergiversando el concepto de karma. Ustedes no solucionan juntos el karma: el karma es una cosa individual. El karma implicado en relaciones tales como la mencionada anteriormente a menudo requiere que ustedes liberen completamente, que ustedes se retiren de tal relación para poder experimentar que son una totalidad en sí mismo. Nuevamente, resolver karma es algo que ustedes hacen por su propia cuenta. Otra persona puede tocar o disparar algo dentro de ustedes que crea mucho drama entre ustedes. Pero sigue siendo su exclusiva tarea y desafío tratar con su propia herida interior, no con los problemas de la otra persona. Ustedes solamente tienen responsabilidad por ustedes mismos.
Es importante comprender esto porque es una de las principales trampas en las relaciones. Ustedes no son responsables de su pareja y él/ella no es responsable de ustedes. La solución a sus problemas no yace en el comportamiento de la otra persona. A veces están tan conectados al niño interior de su pareja, la parte emocionalmente herida dentro de él/ella, que sienten que ustedes son aquel que lo va a ‘salvar’. O su pareja puede estar tratando de hacer lo mismo con ustedes. Pero esto no va a funcionar. Ustedes estarán reforzando emociones de impotencia y de victimización en la otra persona, mientras que finalmente sería más provechoso si trazasen la línea y se apoyasen a sí mismo. Es su destino ser capaces de sentirse total y completo, enteramente por cuenta propia. Esa es la condición más importante para una relación verdaderamente satisfactoria.

Relaciones Sanadoras

Hay relaciones que son sanadoras y otras que son destructivas. Una característica de las relaciones sanadoras es que las parejas se respetan uno al otro como sonsin tratar de cambiar al otro. Sienten mucho placer en su mutua compañía, pero no se sienten intranquilos, desesperados o solos si el otro no está alrededor. En esta clase de relación, ustedes ofrecen comprensión, apoyo y aliento a su ser amado sin tratar de resolver sus propios problemas. Hay libertad y paz en la relación. Por supuesto, puede haber desacuerdos de vez en cuando, pero las emociones que surgen son efímeras. Ambos en la pareja están preparados para perdonar. Hay una conexión del corazón entre ellos como resultado de lo cual ellos no tomarán las emociones o errores de la otra persona como algo personal. Debido a que no dispara una capa más profunda de dolor, ellos no le dan mucha importancia a eso. Emocionalmente, ambos en la pareja son independientes. Ellos no toman su fuerza y bienestar de la aprobación o de la presencia de su compañero. Él o ella no siente un vacío en su vida sino que agrega algo nuevo y vital.
En una relación sanadora, las parejas pueden también conocerse uno al otro de una o más vidas pasadas. Pero en estos casos, casi nunca hay una carga emocional kármica como se describió anteriormente. Las dos almas pueden haberse conocido en una vida pasada de un modo que fue esencialmente alentador y sustentador. Como amigos, pareja o como padre e hijo, ellos se han reconocido uno al otro como compañeros de alma. Esto crea una unión indisoluble a lo largo de varias vidas.
Les daré otro ejemplo. Un hombre joven crece en una familia pobre en algún lugar en la Edad Media. Él es bondadoso y sensible por naturaleza y no concuerda muy bien con su ambiente. Su familia está formada por gente trabajadora, más bien gente dura que resta importancia a su naturaleza soñadora, ‘poco práctica’. Cuando es adulto entra a un monasterio. Él no es realmente feliz aquí tampoco, porque la vida está estrechamente regulada y hay poca calidez humana o compañerismo entre las personas que viven ahí. Sin embargo hay un hombre que es un poco diferente. Es un sacerdote que tiene un alto rango pero que no tiene aire de autoridad y quien está verdaderamente interesado en él. De vez en cuando él pregunta cómo están yendo las cosas y le asigna varios trabajos placenteros como jardinería. Cada vez que se miran hay entre ellos una sensación de reconocimiento, algo de la misma mentalidad. Hay una conexión silenciosa desde el corazón. Aunque ellos no se encuentran muy a menudo o hablan mucho, el sacerdote es una fuente de esperanza y de aliento para el hombre joven.
En una vida posterior este hombre es una mujer. Una vez más, ella tiene una naturaleza bondadosa y soñadora. Ella tiene dificultades en sostenerse por sí misma. Cuando es adulta ella se empantana en un matrimonio con un hombre que es autoritario y dominante. Al principio, ella se vio cautivada por su notable, poderoso carisma, pero más tarde se da cuenta de cómo su autoridad la limita y la oprime. Sin embargo, es muy difícil para ella poder liberarse de él. En su trabajo a veces ella habla del tema con un colega, un hombre algo mayor que ella. Él la alienta a sostenerse por sí misma y a permanecer fiel a sus propias necesidades. Cada vez que ella habla con él, ella intuitivamente sabe que él tiene razón. Luego, después de un gran conflicto interno, ella se divorcia de su marido. El contacto con su colega cambia ahora. Ella siente cariño por él. Él resulta ser soltero. Ella se siente tan cómoda con él que parece como si se conocieran desde hace siglos. Ellos comienzan una relación que es amorosa, relajada y alentadora para ambos. La simpatía que estuvo fluyendo entre ellos en una vida anterior ahora toma forma como una relación satisfactoria entre un hombre y su esposa.
Esta es una relación sanadora. La mujer ha tomado una decisión esencial al dejar a su marido y al elegir por ella misma. Con esto ella ha afirmado su independencia emocional. Esto ha creado las bases para una relación amorosa bien equilibrada con un alma conveniente....

lunes, 22 de noviembre de 2010

HOPKINS CAMBIÓ SU VISION SOBRE EL CÁNCER



 

MUY IMPORTANTE.

DESPUÉS DE MUCHOS AÑOS DE DECIRLE A LA GENTE QUE LA QUIMOTERAPIA ES LA UNICA MANERA DE TRATAR (tratar literalmente) Y ELIMINAR EL CANCER,
EL HOSPITAL JOHN HOPKINS ESTA FINALMENTE EMPEZANDO A DECIR A LA GENTE QUE HAY ALTERNATIVAS:


1. Toda persona tiene células cancerigenas en el cuerpo. Estas células no se ven en los chequeos regulares hasta que se han multiplicado a unos pocos billones. Cuando los doctores le dicen a los pacientes de cáncer que no hay más células cancerigenas después del tratamiento, solo significa que los chequeos no las detectan porque ellas no han llegado a un tamaño detectable.

2. Las células de cáncer ocurren 6 de 10 veces en la vida de las personas

3. Cuando el sistema inmunológico de una persona es fuerte, las células cancerigenas serán destruidas y se prevendrá la multiplicación y formación de tumores.

4. Cuando una persona tiene cáncer, esto indica que esa persona tiene muchas deficiencias de nutrición. Esto puede ocurrir por diferentes motivos como genéticas, de medio ambiente, alimenticios y por modo de vida.

5. Para resolver esas muchas deficiencias de nutrición, el cambiar de dieta e incluir suplementos es imprescindible para reforzar el sistema inmunológico.

6. La quimioterapia en realidad envenena las células de cáncer pero también destruye las células sanas de la medula espinal como así también del intestino y eso produce daño en los órganos como el hígado, riñones, corazón y pulmones.

7. La radiación cuando destruye las células cancerigenas también quema y daña a las células sanas, y los órganos así como también los tejidos.

8. El tratamiento inicial de quimioterapia y radiación muchas veces reduce el tamaño de los tumores. Pero prolongado uso de la quimioterapia y la radiación no tiene como resultado la destrucción total de los tumores.

9. Cuando el cuerpo tiene muchas toxinas debido a la quimioterapia y la radiación el sistema inmunológico está comprometido o destruido, por eso las personas pueden sufrir varios tipos de infecciones y complicaciones.

10. Quimioterapia y la radiación puede causar la mutación de las células cancerigenas, que se resistan y se haga difícil su destrucción total. La cirugía puede también provocar la invasión de las células a otros órganos.

11. Una manera efectiva de combatir 'el cáncer' es no darle de comer a las células cancerigenas con aquellos alimentos que necesita para multiplicarse.


LAS CELULAS DE CANCER SE ALIMENTAN DE....:
a. AZUCAR es un alimento del cáncer. No consumiendo azúcar se corta uno de los más importantes elementos de las células cancerigenas. Existen sustitutos del azúcar como sacarina pero esos están hechos con Aspartame y es muy nocivo.. Un mejor sustituto del azúcar es miel de manuka o melaza pero en pequeñas cantidades. La SAL tiene un químico que se le agrega para que se vea blanca. Una mejor alternativa para la
sal es la sal de mar o sales vegetales.

b. LECHE causa al cuerpo la producción de mucus, especialmente en el conducto intestinal. Las células cancerigenas se alimentan de mucus, eliminando la leche y sustituyendo por leche de soya, las células de cáncer no tienen que comer por consiguiente se muere.
  
c. Las células de cáncer maduran en un medio ambiente acido. Una dieta basada en CARNE ROJA es acida, es mejor comer pescado, y un poco de pollo, en lugar de carne vacuna o cerdo. La carne además tiene antibióticos, hormonas y parásitos, que son muy nocivos, especialmente para las personas con cáncer. La proteína de la carne es muy difícil de digerir y requiere muchas enzimas. La carne que no se digiere queda
en los intestinos y se putrifica y lleva a la creación de más toxinas.

COMO CONTRIBUIR A LA SOLUCION DEL PROBLEMA
a) Una dieta de 80 % de vegetales frescos y jugos, granos, semillas, nueces, almendras y solo un poco de frutas ponen al cuerpo en un ambiente alcalino.. Solo un 20% se debe consumir en comidas cocidas, incluidos los porotos. Jugo de vegetales frescos proporcionan al cuerpo coenzimas que son fáciles de absorber y llegan a las células después de 15 minutos de haber sido consumidos para nutrir y ayudar a
formar células sanas. Para obtener enzimas vivas que ayudan a construir células sanas se debe tratar de tomar jugos vegetales (casi toda incluida alfalfa) y comer muchos vegetales frescos 2 o 3 veces al día.

b) Evitar tomar CAFÉ, TE Y CHOCOLATE, pues tienen mucha cafeína. El TE VERDE es una mejor alternativa y tiene propiedades que combaten al cáncer. EL AGUA es mejor tomarla purificada, o filtrada para evitar las toxinas y metales pesados del agua de la canilla. Agua destilada es acida, no tomarla.

c) Las paredes de las células de cáncer están cubiertas por una proteína muy dura. Evitando de comer carne, estas paredes liberan más enzimas que atacan las proteínas de las células de cáncer y permite al sistema inmunológico destruir las células cancerigenas.

d) Algunos suplementos ayudan a reconstruir el sistema inmunológico ( Floressence, Essiac, anti-oxidantes, vitaminas, minerales, EFAs (aceite de pescado) para ayudar a las células a luchar y destruir las células cancerigenas. Otros suplemento como la vitamina E son muy conocidas porque causan apoptosis, el método normal del cuerpo de eliminar las células innecesarias o defectuosas.

e) El Cáncer es también una enfermedad de la mente, el cuerpo y el espíritu. Una ACTITUD más activa y positiva ayudara a combatir al enfermo de cáncer a convertirse en un sobreviviente. “La rabia y la incomprensión, el no perdonar pone al cuerpo en una situación de estrés y en un medio ambiente acido”. “Aprender a tener un espíritu amable y amoroso con una actitud positiva es muy beneficioso para la salud”. Aprender a relajarse y disfrutar de la vida.
 
f) Las células de cáncer no pueden vivir en un ambiente oxigenado. Ejercicio diario, y respiración profunda ayuda a recibir más oxigeno hasta niveles celulares. Terapia de oxigeno es otro elemento que ayuda a destruir las células de cáncer.

1. No contenedores de plástico en el microondas

2. No botellas de agua en el freezer

3. No papel plástico en el microondas

g) Químicos como las dioxinas causan cáncer, especialmente de seno. Dioxina es muy destructiva especialmente para las células del cuerpo.

No ponga en el freezer sus botellas de agua de plástico ya que el
plástico elimina dioxina y envenena el agua.

Recientemente, el doctor Edward Fujimoto, Wellnes Program Manager at Castle hospital, estuvo en un programa de televisión y explico el peligro de la dioxina.

El dijo que no tenemos que poner contenedores de plástico en el microondas. Especialmente las comidas que tienen grasas, El dijo que la combinación de grasa y calor fuerte con el plástico elimina dioxina dentro de la comida y por consiguiente luego a nuestro cuerpo.. En su lugar se puede usar vidrio, como Pirex o cerámica para calentar la comida.
 
Por último, eliminar la ingesta de alcohol cualquiera sea esta. Es un elemento que no contribuye a nada en nuestro organismo, solo lo hace a las empresas que lo fabrican.
 
 
Esto un párrafo coherente que contribuye a nuestro bienestar.